jueves, 26 de marzo de 2009

Recuerdo aquel olvido. ¿Aquel olvido, en verdad?

Ante lo que sabemos no se nos ocurre amarlo, sino que nos preguntamos cómo nos acomodaremos a vivir con ello sin convertirnos en estatuas de piedra.
Peter Sloterdijk

Tan acostumbrada estás a decirme "no" (lo cual considero genial), que espero que esta vez, para variar, te digas a tí misma -y a mí, aprovechando los ánimos-: "SÍ, vamos a arriesgarnos al fuego".

[Lo sientes. ¿Lo lamentas? Percibes lo nublado. Te encuentras escribiendo -quizá inicuamente contra...-¡¿Te encuentras?! Te buscas. ¿Te encuentras? Quién sabe...]: La memoria del olvido es algo que generalmente me produce sorpresa. [¿Cuándo fue la primera vez que quisiste perturbar la tranquilidad? Recuérdalo. Revívelo.]: Me busco. Casi siempre he sido apariencia; reflejo en el agua me he ido formando. Recuerdo que los días eran muy felices; por las noches me acosaban los fantasmas de aquella reflexión sobre mi total impotencia. La soledad rondaba mi habitación. Ahora me doy cuenta de que en aquel entonces comenzaba a descubrir mi humanidad: humano, demasiado humano fui a tan corta edad. Y a tan corta edad ya comenzaba a pensar más allá de la vida. Naturales en otro momento de mi vida me parecieron aquellas reflexiones; representaciones de mi débil ser fueron en verdad. En verdad falta de voluntad de poder sufrí por muchos años, sin darme cuenta -¿sin darme cuenta, en verdad?
La felicidad de aquellos días ahora me parece inigualable. Mi recuerdo de aquel niño corriendo al darse cuenta de que se está dando cuenta de sí, es algo que no puedo olvidar. Los mejores momentos de mi vida son aquellos que logro recordar con mi cuerpo. El encanto lúdico de mi infancia me hace sonreír sinceramente. Los grandes impactos siempre son kinestésicos, ya que las visiones, por sí mismas, no significan mucho; creo que a través de olores y sonidos es como recuerdo más profundamente –en verdad revivo momentos. El ejemplo más común es el recuerdo de algún amor pasado gracias a alguna fragancia o a alguna canción. Obviamente el asunto va más allá, pero por el momento sólo quiero recordar que mi ser no trasciende mi cuerpo, pero mi cuerpo puede trascender el ensimismamiento cultural.
La oscuridad de aquellas noches ahora me parece menos sombría. Más pensamientos sobre mi soledad he ido desenvolviendo. En algún momento el paseo solitario por las montañas heladas y nubladas me pareció la única posibilidad. (Cuando lo conocí, ante mi cuerpo se paro la mediocridad de mi vida: no puedo más: ahora mi voluntad es la que juega el papel más importante; sin embargo, la cuestión de la mentira romántica y la verdad novelesca me pone a reflexionar…) Ya no regresa ese gris y, sin embargo, de aquel cuarto frío he recordado demasiadas cosas hoy.

2 comentarios:

Miss Acacia Lane dijo...

Genial poner la cita de Peter Sloterdijk. Amo a ese hombre.

María Cafeína dijo...

wow! está genial