sábado, 30 de mayo de 2009

¿Y la suerte dónde está?



- Buenas... disculpe usted, ¿con la Señora Fortuna por favor?

- ¿Perdón?, ¿qué me decía?... es que no le estaba prestando atención.

- Este...si, no se preocupe. Nada más preguntaba por la Señora Fortuna.

- Ahhh, bien bien...pues no joven, se la debo ahora sí. Usted verá, es que yo soy nueva por aquí y aún no conozco a todos, pero la Señora que usted dice, la tal Señora Fortuna, no se ha parado por aquí.

-Mmm, ¿está segura? Es que he estado esperándola por un buen tiempo, pero nada más no se aparece. Me dijeron que podía venir a buscarla aquí, y que hasta te daban citas... y usted verá...yo necesito una.

- No joven, yo no sé nada de eso. Igual y le dieron mal la dirección.

- (En un susurro) Pues en eso estamos igual, yo tampoco sé nada de eso.

- ¿Perdón?

- Nada, nada... que igual y si me dieron mal la dirección. Gracias.
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Suerte, fortuna, estrella. Causa, efecto, concurrencia de hechos. Destino, determinación y fatalidad. ¿Acaso milagro o providencia? He de decirlo, soy hombre de poca fe, pero eso no quiere decir que no crea en nada. Creo en lo que hago y en lo que dejo de hacer, y en la dinámica que eso crea mi alrededor. También creo que el único destino que se figura en el camino de nuestra vida es el que nosotros mismos transitamos y vamos creando al mismo tiempo.

A pesar de lo anterior, algunas veces se presentan situaciones que te hacen sentir tocado por el dedo de Dios, aunque uno diga que no cree en él y demás. Por tanto he de aceptar que sí, efectivamente he llegado a pensar en la idea de un ser omnipotente que ve en el mundo y en las personas que en el habitamos figurillas de un tablero, cuyas vidas giran alrededor del tiro de los dados que el mismo ser omnipotente hace.

Al final del día, me explico a mi mismo que esas cosas que algunos tildan de suerte y otros acaso de milagros, no son más que las circunstancias que giran no alrededor de unos dados tirados por un "algo más grande que yo", sino alrededor de la relación causa-efecto, acto-potencia, concatenación de escenarios posibles, imposibles y reales…

Es verdad, la idea de la suerte es tan encantadora.

... la hija muy loca de una madre muy sabia








No puedo decir que he gozado de buena suerte de mi vida. La suerte es, evidentemente, algo que uno no controla. Nada más llega sin avisar. A mí me ha llegado algunas veces.

La realidad es que, a pesar del enunciado anterior, soy de lo más supersticiosa. Siempre ha sido una costumbre familiar, desde pequeña crecí con una bola de creencias de que si hacías X o no hacías Y, las cosas pasaban, eran de buena o mala suerte. La realidad es que uno termina por predeterminarse y, definitivamente, las cosas pasarán. Hasta la fecha no puedo pasar por debajo de una escalera, no puedo abrir un paraguas bajo un techo, no puedo ver un gato negro sin sospechar, la sal ni a madrazos se pasa de mano en mano y, claro - ¿por qué no? - siempre que me doy un golpe en el codo no lo sobaré porque es de buena suerte.

Me niego, absolutamente, a definir cada aspecto de mi vida para ver si tengo buena suerte o no, prefiero - por ahora, tiempo presente - decir que lo trabajé, sea para bien o para mal.

No sé... tal vez es cuestión de suerte.

El día de hoy leí una parte del "Tratado Sobre la Tolerancia" de François Marie Arouet (osea... Voltaire). Quedé completamente enamorada de sus ideas, tal vez no del hombre, y me permito enteramente a citarlo.

La superstition est à la religion ce que l’astrologie est à l’astronomie, la fille très folle d’une mère très sage.

(La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija muy loca de una madre muy sabia)


P.D. Lamento mucho mucho mucho el post terrible de hoy, ando un poco nublada.

PINCHE SUERTE!!!!!!



Hoy tres veces me agarro un representante de la justicia tomando y me sacó dinero a mí y a mis amigos, mi madre me corrió de casa por enésima vez, el hombre que amo no está conmigo (y seguramente está con otra), no tengo dinero, ni donde vivir, tengo tres mejores amigos que me apoyan pero no me pueden ayudar en nada, tengo un padre lejano que comulga con los pensamientos machistas y mi madre que es desde que su primer amor la dejó, feminista, no me puede ni ver.
Mi hermana es gay y no se interesa en lo absoluto por mi vida. No tengo nada ni a nadie… será cierta la sentencia de mi madre de que siempre estamos solas? No lo sé… en este momento y acabada de ser desterrada de mi hogar que no es mi hogar por qué no siento que nada sea mío, me pregunto qué es lo que me hace ser yo. Problemas de identidad a los 20, no lo puedo creer!!!!!

No sé a donde iré., no sé lo que la suerte me depare, o el destino quizás, o Dios, o esas fuerzas supremas que mueven al universo sin que lo notemos… yo nunca he tenido buena suerte, tampoco mala, sólo no he tenido suerte… ni con el amor, ni con el juego, ni con la vida…, perdónenme, son las 5: 26 de la mañana y estoy muy alterada…

He arruinado todo en mi vida y no debido al destino o a la suerte a quien solía dejarle toda la carga de mis amargas desavenencias. Hoy entiendo, tardíamente, la suerte no existe, tú creas tu propio destino... y yo no lo estoy haciendo bien, por cierto!

Tu futuro es consecuencia directa de lo cultivado… los milagros son falacias, la suerte, la suerte no existe. Yo, ferviente admiradora de ella lo sé y lo he aprendido hoy 30 de mayo de 2009. La suerte es una falacia que hipnotiza, que juguetea, que hace creer en las sorpresas del azar, pero no.

La suerte es una mentira preseleccionada, es una tolvanera de voluntad que te hace pensar que tienes el control de tu vida. La vida es una ilusión de la que no nos atrevemos a despertar… el destino, es la vida disfrazada de azar para hacernos víctimas del ¨libre albedrío ¨.

¡Afortunada en el juego, desafortunada en el amor!

¿Qué tal desafortunada en todo? Pero con buena ortografía y eso si… buen sentido del humor. Qué más me queda??

viernes, 29 de mayo de 2009

La suerte de la fea a la bonita no le importa...

Me siento una persona alejada de la influencia de la suerte, no creo en la predestinación, por lo tanto pienso que todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene sus consecuencias.

Cuando tenemos el control de la mayoría de las situaciones, ignoramos que podrán ser cuestión de suerte, porque conocemos los sucesos inmediatos como respuesta a nuestras acciones, y sin estos no dan como resultado lo que esperamos, acusamos de inmediato a la mala suerte.

Eso me ha pasado en las semanas anteriores cuando pensaba que tenia el control sobre mi tiempo, todos mis planes, en especial el de salir al cine se han cancelado.

Pero si es cuestión de suerte, en el amor, he tenido los pésimos resultados, porque este es como un carrusel; cuando decidimos montarnos en él no podemos alcanzar a la persona de enfrente y la de atrás tampoco puede alcanzarnos, y así todos nos vamos siguiendo, pareciera que lo único que nos queda es observar, mironearnos, sin atrevernos a dar el siguiente paso, vaticinando que ese siguiente paso, podría hacer que se baje del juego.

Suerte, si cuando el amor toque a mi puerta yo esté dispuesto a abrirla, jajaja, porque siempre esta afuera el cartero con multas, y la vecina pidiendo la renta, pero me pregunto, ¿por qué no tocan pidiendo azúcar? Yo invito el café.

El lugar menos indicado para probar suerte es un canta bar, (chicas, cuando busquen que un galán les haga caso, jamás hablen de su ex novio, o terminaremos aburridos de escuchar lo bonito que fue su relación, y no será más).

A veces pienso que no tengo buena suerte, porque seguramente la tengo en frente y no la distingo por ser inherente a mi espíritu de aventura.

All these accidents,
That happen,
Follow the dot,
Coincidence,
Makes sense,
Only with you,
You don't have to speak,
I feel.

Emotional landscapes,
They puzzle me,
Then the riddle gets solved,
And you push me up to this

State of emergency,
How beautiful to be,
State of emergency,
Is where I want to be.

All that no-one sees,
You see,
What's inside of me,
Every nerve that hurts,
You heal,
Deep inside of me, oo-oohh,
You don't have to speak,
I feel.

Emotional landscapes,
They puzzle me - confuse,
Then the riddle gets solved,
And you push me up to this

State of emergency,
How beautiful to be,
State of emergency,
Is where I want to be.

State of emergency,
How beautiful to be,

Emotional landscapes,
They puzzle me,
Then the riddle gets solved,
And you push me up to this

State of emergency,
How beautiful to be,
State of emergency,
Is where I want to be.

State of emergency,
How beautiful to be,
State of emergency,
State of, state of,
How beautiful,
Emergency,
Is where I want to be.

State of emergency,
How beautiful to be,
State of emergency,
Is where I want to be.

State of emergency,
How beautiful to be.

jueves, 28 de mayo de 2009

Aun si no...

En verdad, una bendición es, y no una blasfemia, el que yo enseñe: "Sobre todas las cosas está el cielo Azar, el cielo Inocencia, el cielo Casualidad y el cielo Arrogancia"... Oh cielo por encima de mí, ¡tú puro!, ¡elevado!, Ésta es para mí tu pureza, ¡que no existe ninguna eterna araña y ninguna eterna telaraña de la razón:-
-que tú eres para mí una pista de baile para azares divinos, que tú eres para mí una mesa de dioses para dados y jugadores divinos!-
Friedrich Nietzsche, "Antes de la salida del sol", Así habló Zaratustra
Si alguna vez jugué a los dados con los dioses sobre la divina mesa de la tierra, de tal manera que la tierra tembló y se resquebrajó, y arrojó resoplando ríos de fuego:-
pues una mesa de dioses es la tierra, que tiembla con nuevas palabras creadoras y con divinas tiradas de dados:-
Oh, ¿cómo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, -el anillo del retorno?
Nunca encontré todavía la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a quien yo amo: ¡pues yo te amo, oh eternidad!
¡Pues yo te amo, oh eternidad!
Friedrich Nietzsche, "Los siete sellos", Así habló Zaratustra


Si es verdad que todo lo decisivo surge "a pesar de", lo esencial para llegar a ser tu propio destino es negar al azar. Los mediocres y los débiles siempre le siguen el juego a la seductora determinación, -ella les dice: "nada de esto es tu culpa", "salta y muere en este precipicio, pues el no tener alas no es tu culpa", "en la profundidad de aquel oscuro mar sumérgete, piérdete, ahógate, pues no eres un ser marino, no eres un tiburón ni una ballena; nada de ello es tu culpa"- en el fondo su fuerza es la negación de tu voluntad; en el fondo, su fuerza es tu negación de una voluntad.
Y lo decisivo es una decisión, pero también algo que decide [Y si es que decide, ¿entonces determina también?, ¿qué determina?... ¿A quién?]. Y la negación del azar no es la matanza del tirador de dados, sino el soborno espiritual para que los mismos salgan cargados.
Quien se acompaña de la suerte es un cobarde. El no decirse sí a uno mismo, el no aceptar el dolor de uno mismo, el no crearse uno mismo, el no robarle alas al cielo para volar uno mismo: el eterno decir no te tira, te golpea en el suelo, te arrastra, obtiene lágrimas de tu "mirar al suelo". Y la tierra se avergüenza de tí, y se avergüenza de tu cobardía, de tu haber dejado el destino de las cosas al tótem Suerte, ese Dios falso tan colorido, tan fácil de ser seguido. Ese Dios tan inútil.
Hasta el momento parece que determinación y suerte son lo mismo. Son lo mismo, pero sólo en sus consecuencias para sus idólatras. Naturalmente el sentido de determinación es mucho más pesado que el sentido de la suerte -en esta última aún queda alguna "esperanza", pero sólo para los espíritus mediocres. Juguetear con el azar puede ser de lo más divertido para el cuerpo, pero sólo cuando uno está decidido a reafirmar el primer sí del juego; entonces este tótem se despedaza y surge la posibilidad de sobornar al tirador de los dados, aunque sea para sufrir.
Entonces podrás decir: "Se me ha terminado la felicidad, ¡pero aún puedo dar mi sufrimiento!". ¡Ese es un decir sí!, aun si te encuentras respirando el frío aire de las heladas montañas.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Mi suerte aunque a veces sea buena siempre resulta mala y no es que me deje llevar por el dramatismo, cosa usual en mi caso, es común para mí y para los que me conocen terminar involucrado en situaciones con finales inverosímiles, en circunstancias sospechosas y con probabilidades de suceder realmente escasas; no me quejo, los momentos de angustia y frustración presentados en esa curiosa envoltura resultan siempre mas llevaderos pues, cuando uno se pone a recapitular, descubre que la suerte no tuvo nada que ver... exacto... puramente contradictorio.

Me encanta culpar a ese concepto macabro llamado suerte pero, siendo sincero, muchas veces me pasa lo que me pasa no por el conocido complot que los dioses tienen en mi contra si no por una serie de irresponsabilidades, malas decisiones, distracciones o descuidos monumentales que hacen que todo salga mal. Eso, unido a la asociación con personajes de características similares, inevitablemente termina en anécdota.

De mi mala suerte, en resumen, me hago totalmente responsable.

De la buena suerte no tengo quejas, cuando llega es bien recibida y agradecida con bailes ridículos. No acostumbro mutilar conejos, ni conservar yerbas, las luces citadinas y el smog mantienen mis peticiones a las estrellas en un dramático cero, los gatos los prefiero negros y a los santos como decoración kitsch; la suerte me suele llegar coincidentemente cuando hago todo por encontrarla, cuando dejo de rezar y me pongo a buscarla con acciones, no con sueños.

Pero queda ese 0.1% de las veces en las que ni el trabajo ni las tonterías definen las cosas; esos momentos que no tienen razón de ser, que simplemente suceden, que hacen que todo lo bueno pueda ser malo y viceversa, es entonces cuando uno simplemente agradece su buena suerte o eleva una maldición al cielo.

La suerte, como el orgasmo, es de quien la trabaja; cuando juega a tu favor resulta casi igual de satisfactoria y cuando no... ni con M force.

martes, 26 de mayo de 2009

Más o menos

Antes pensaba que la suerte no existía, que todo dependía de la mano de Dios ¿qué fácil, no? Al razonar así me evitaba cuestionamientos, comparaciones y tal vez depresiones respecto a la que considero -ahora- mi poca (buena) suerte. Es tan poca que a veces no se nota o tal vez prefiero no pensar en ella. Y sinceramente no creo que sea algo malo, sólo creo que es poco afortunado y ya, ocasionalmente me consuelo la idea de que hay gente menos suertuda que yo.
Lo genial es que esa suerte que a mi me falta a otros le sobra, otros más la tienen equilibrada y así, eso resulta por demás interesante. y digno de observación, regocijo o envidias.
Y es que lejos de tener la oportunidad de ir a la Universidad o de las habilidades en puntualidad que cualquier persona tenga, sé pues que la suerte va más allá, está en esas cosas que se hallan muy lejos de nuestro control, por ejemplo: los aguaceros estilo diluvio a la mitad del camino y te hacen decir "No parecía que fuera a llover, hacía taaanto sol"; la ocasión que vas estrenando una prenda nueva y al caminar pisas un charco y te salpicas de algo más turbio que la lluvia acumulada; la vez en que el auto (que se encontraba en las mismas condiciones que otros cuatro) es víctima de la grúa hiperactiva que justo cinco minutos antes de que llegara su dueño se lo lleva; o cuando se va el agua el día en que más prisa tenías y habías pasado la noche sudando sin razón, por lo tanto era necesario una ducha urgente, y finalmente: arribas tarde por hacer malabares con el garrafón de Electropura y tu tambo de agua ahorrada, además de hacerlo en condiciones de limpieza media. Como ejemplos de esos hay varios, lo mejor de todo es que a largo plazo y en calidad de recuerdos suelen dar risa y en el fondo despiertan el deseo de que nunca vuelvan a suceder.
Lo indiscutible, como ya mencioné, es que hay personas con más suerte que otras, hay quienes no tienen y hay otras a las que les sobra (aunque no sean del todo inteligentes y ni siquiera noten su suerte), pero en fin. Así es la suerte.

lunes, 25 de mayo de 2009

De la suerte y sus efectos

Es de mala suerte ser supersticioso.

Mucha gente me ha dignificado diciéndome poseedor de gran suerte. No me gusta hacerles caso incluso en aquellas ocasiones cuando podrían tener razón. Es cierto, no he tenido mayores contratiempos -descartando aquellos causados a mano propia. Frecuentemente encuentro dinero en la calle. Mis variados amigos suelen ser deleitables incluso si los encuentros no son tan frecuentes. Me he salvado en variadas ocasiones de desafortunados accidentes y en algunas ocasiones de la mismísima muerte.

La suerte lo acontecido en nuestras vidas sobre lo cual no tenemos control. Es suerte encontrarnos con gente, suerte encontrarse sin gente. El calificativo de buena o mala es tan subjetivo como la pregunta del vaso medio lleno o medio vacío. Por esto mismo me parece injusto clasificar nuestras desgracias como mala suerte cuando fueron desgracias forjadas a mano propia. No es mala suerte haber chocado el día de tu presentación. Es circunstancia donde uno no supo manejar adecuadamente por salir tarde y querer llegar a tiempo. Es más injusto decir tener buena suerte después de haber incitado por algún medio que nos sucediera algo favorable.

Sin embargo, la suerte está presente. Habrá que aprender a vivir con ella y hacer de ella una bonita historia. Esa es la mejor función de la suerte: traernos circunstancias para después poder armar una bonita historia. Sin la suerte, aquellos momentos tan memorables jamás habrían sido. Tuvimos la suerte de vivirlos y saber tomarlos con buena cara.

Mujer de poca fe

"Si en el restaurante estuviera el carnicero local en lugar de Tomás, Teresa no se hubiera dado cuenta de que en el radio sonaba Beethoven "....


Siempre he pensado en la suerte; en ella como creación del hombre, como ese cachito de fe que nos queda para continuar jugando. A veces la detesto, afirmo que no existe y cada quién hace con su destino un comino; otras, me agarro a ella con las uñas hasta de los pies, al final, siempre me llevan a la misma cosa: a ese sentimiento de superioridad o de un toque dado por alguna fuerza ajena a mí, gracias a la cual siempre me va bien, y cuando no es así, rara vez caigo en el pozo debido a eso, me gusta negarlo antes de decir “que pinche suerte” o “así tenían que ser las cosas”, incluso llegando a aceptar un poco de culpa “sino hubiera hecho eso…” en cosas que no tengo nada que ver. Soy mujer de poca fe, pero con un chingo de suerte.

Si conozco a alguien con buena suerte, es a mí. Justo el viernes afirmaba algo así -el karma todavía no me cobra todas las que le debo-. Puedo caminar plácidamente a las dos de la madrugada sin que me asalten; no prepararme para un examen y ese día, no me lo harán por causas superiores a mí; conseguir comida gratis, alcohol gratis y trips gratis. Mi mala suerte se reduce al metro retrasado siempre que tengo prisa y otras cosillas. Las decisiones fuertes, las resuelvo con un volado.

Me gusta pensar que a ti y a mí nos unió algo más fuerte que nosotros mismos y la suerte; me gusta creer fue ese primer abrazo, como cuando buscas y por fin has encontrado; algo que se mide por la cantidad de besos de tu nuca a la punta de tus pies; se siente por la cantidad de veces que tus brazos han recorrido mi cadera; por los gritos y las carcajadas, entre lágrimas, entre vino. Vale poco todo, si tengo tus manos en mi espalda y mi boca en tu cuello. Es estar de 12 a 8 junto a ti, tenerte a ratos, aunque sea prestado. La suerte, tal vez, radica en que yo te deseé tanto como tú a mí.

domingo, 24 de mayo de 2009

Jugando con Sortis...

Sortis es una pequeña traviesa y juguetona, tan alegre que sus sonrisas causan eco, usa calcetillas que disimulan la malicia con que en momentos actúa, los holanes de sus prendas le dan el aire de inocencia fortuita, Sortis cuando corre llega por mera casualidad, de forma favorable o adversa, siempre ocurre o sucede que Sortis se te aparece…


Sortis corre y corre, choca contigo y ¿Qué sucede? ¿Qué te pide a cambio?, la respuesta es muy simple, Sortis te pide comida… y ¿Cuál es la comida favorita de Sortis…? Sortis se alimenta de sonrisas, de dichos favorables, de saltos contentos, de agradecimientos azarosos… Me han contado que si encuentras a Sortis, dichoso debes dar un brinco en señal de agradecimiento… si no le haces ese rito, Sortis se enfada y toma represalias… tarda en aparecer.

Sortis es una vaga… deambula por las calles, si encuentra una sonrisa que le agradé se toma de ella y le obsequia un don… don que debe detectarse en los primeros diez segundos de poseerlo, por qué si no, el efecto se extingue… y jamás vuelve, es por ello que debemos andar con los sentidos bien despiertos… te doy un consejo – Busca que nunca se te escape Sortis -

Sortis, Sortis, Sortis… ¡¡juguetona!! A las escondidillas le gusta jugar… si se te esconde tú la debes buscar, no te quedes esperando su llegada, sal y busca, sal y esmérate, sal y sedúcela, sal y conquístala…por que ella a veces se hace del rogar… en ocasiones la envidia de Sortis me espanta.