sábado, 25 de abril de 2009

Hay tantas cosas a las que podría dedicarme...







Debo de admitir que me costó un poco de trabajo buscar algo más que la respuesta obvia a la pregunta "¿Porqué me dedico a lo que me dedico?", es decir, no remitirme a "Me dedico a estudiar porque me gusta". Espero que mi intento por lo menos sea entendible para mí.

Podríamos decir que me dedico a muchas cosas. Estudio Ciencia Política en las tardes porque me gustan la mayoría de los temas de las clases, por que el turno de la tarde se me hace mejor que el de la mañana y creo hacer mi mejor esfuerzo, me dedico a invertir mis ratos libres en la Facultad en fumar Lucky Strike, platicar y platicar porque el silencio me parece irritante la mayoría de las veces, en las mañanas me dedico a levantarme tarde porque me duermo tarde, a bajar videojuegos, a jugarlos, a crackearlos si me gustan (esto cuando tengo tiempo) o a adelantar algún libro que esté leyendo por gusto, sino me dedico a hacer mi tarea, religiosamente (a menos de que sea la tarea de Zamítiz), porque me interesa tener buenas calificaciones y que no se me caigan mis proyectos a futuro, me dedico a cambiar mis proyectos día con día para no aburrirme, me dedico a quejarme de como tomo clases de cómo dar clases de francés los sábados en la mañana cuando, al final de cuentas, me gusta.

Pero sobre todo me dedico a reconstruir mis historias, a recordar, a enojarme o a sentirme bien con mis fantasmas y mis recuerdos. Supongo que la mayoría de mis energías se enfocan en eso, cada día que pasa deseo más y más un ataque de amnesia para poder cambiar de enfoque y no basar todo lo que hago en mis recuerdos y en esos fragmentos de vida - que de repente no quiero recordar pero que allí están - que reconstruyo a cada minuto, porque de repente duele, y duele mucho. Me dedico a recordar, a recordarte, recordarlo y recordarme porque me retroalimenta y me explica, día con día, de dónde vengo, quién soy, quién fui y quién podría llegar a ser si me lo propusiera.

(En el tiempo presente me dedico a quejarme porque mi cumpleaños cayó en pleno cerco sanitario y no está chido. No es un buen remedio para la depresión.)

Pienso en mi reencuentro.

¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte entero? ¿Qué hicimos cuando desenganchamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos precipitamos constantemente al vacío? ¿Y de espaldas, de lado, hacia delante, hacia todas partes? ¿Hay todavía un arriba y abajo? ¿No andamos errantes como vagando a través de una nada infinita? ¿No nos absorbe el espacio vacío? ¿No hace más frío?
Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, § 125

Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos,
somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra…
Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando…
Meditadlo, señores, águilas y tigres,
aunque fuerais de jade,
aunque fuerais de oro,
también allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer,
nadie habrá de quedar.
Netzahualcóyotl, “Percibo lo secreto”


¿A qué has venido al mundo? ¿A saber? ¿A buscar? ¿A vivir? ¿Has venido al mundo o te han traído a él? ¿Te han forzado o tú decides?

¿Y la música? ¿A dónde se fue el canto de las aves? ¿Cuándo fue que el verde se convirtió en un color, en un podable, pisable, prescindible? ¿A dónde se fue el manto cálido del sol? -¿Cuándo comenzó a quemarnos?- ¡¿Cuándo dejamos de amarla a ella, bella, bella…?! ¿Cuándo comenzó a lastimarnos tu lluvia? ¿Cuándo comenzamos a destruir tu aire, a secar tu sangre, a matarte a ti? ¿Cuándo tus frutos se convirtieron en nuestra perdición, y los nuestros en la tuya?... ¿Por qué?

¿Y yo? ¿Yo? ¡Pero si nos has dicho que nadie viene solo al mundo! ¿Y los demás? ¡Eso significa que existes tú, además de los demás!... Entonces, ¿sólo existo yo-con-los-demás-y-lo-demás, y viceversa? [Escucha este canto. Este canto es nuestro fruto pero también el tuyo. Todo se pierde, pero no es una perdición.] Por el momento estás aquí para preguntar, para vivir tus preguntas.

Cuando asomamos nuestros pensamientos al espacio, y contemplamos un todo sin firmamento, vacío de sentido, el silencio eterno de los espacios infinitos nos produjo espanto. ¿Te hicimos daño por miedo? ¿Por rencor? ¿Por inercia? Estúpidamente pensamos que dejamos de estar dentro de tu cálida bóveda celeste, que dejamos de estar protegidos dentro de tu esfera. Y nos alejamos de ti. Y nos pusimos contra ti. Y nos alejamos de nosotros. Y nos pusimos contra nosotros. Ya lo dije: nosotros no somos nosotros sino siendo nosotros-contigo.

La pregunta acerca de la motivación de las acciones cotidianas puede tener infinidad de respuestas que converjan en un punto de partida: la pretendida inercia involuntaria o poco influenciada por la voluntad, desprendida del mundo y del resto en gran medida; o bien, una respuesta participativa: mi voluntad es mi fuerza en mi ser-dentro-del-mundo.

Por una parte hay quienes estudian porque quieren tener “éxito” en la vida. Te alejas, te relacionas por utilidad; tu cuerpo es el falso sí-mismo que interactúa con los demás, en un mundo de roles sociales, rituales interaccionales y juegos complejos. Te conviertes en la vocecita de dentro que le dice a tu cuerpo-hueco qué hacer. Buscas el amor en todos los lugares equivocados. Por una parte, creo que yo soy así. Cuando pienso que estudio ciencia política; cuando leo, por ejemplo, “Los modelos e interpretaciones de la Constitución”; cuando voy a algún lugar a hacer alguna cosa sólo por estar con otras personas, o por no quedar mal con alguien; el pensar en la rutina de mi vida, el pararme a las 4:30 de la mañana, y regresar manejando de la escuela a las seis de la tarde; cuando pienso que mis amigos no los son en realidad: cuando pienso todo ello me siento vacío. Cuando hago cualquier cosa de las anteriores, estoy vacío. Siento frío.

Por otra parte, puedo ser feliz por el solo hecho de estar vivo. Si bien la vida se constituye de la vivencia de momentos, los momentos que puedo disfrutar son los más. Vivo –y disfruto vivir– mis estudios; vivo a mis amigos, mis lecturas, mis rutinas desfasadas, mis locuras. Me doy cuenta de que yo soy sólo en mi relación con lo otro, que tal relación no es sólo la suma de yo y lo otro, sino algo mayor; en realidad, no existe la disociación entre mi ser y lo demás; mi piel como límite de mí mismo, se desvanece. Percibo lo secreto. Puedo vivir. La motivación sólo es un pretexto para vivir. No es necesaria.

Ya lo dijo el más grande científico-filósofo-artista del siglo pasado: la vida con éxito no es lo más importante; la vida con valor es lo que importa; la vida es valiosa por sí misma. Por el momento no nos interesan las respuestas; es la curiosidad lo que nos mueve. Todo es relativo. “Panta rhei, decía Heráclito; todo fluye, sólo el proceso es real”. “Como una flor, nos iremos secando aquí sobre la tierra”. Tú eres tu cuerpo. Lo importante entonces es vivir cada momento al máximo: vivir tus relaciones: vivir el sol, vivir las aves, vivir los pastos, vivir las flores, vivir el cielo, la noche y las estrellas, vivir las caricias, tu tacto, vivir tus palabras, tus llantos, pero sobre todo tus sonrisas, vivir tus cuestionamientos, tus preguntas, tus investigaciones, tus estudios, tus pensamientos, tu voluntad; vivir. Reencuéntrate contigo, con los demás y con la tierra. Haz de tu vida un arte, y deja que ella hable por sí misma.
Aun así, me siento solo por momentos. Me siento triste por momentos. A veces ni los días soleados me permiten sonreir. La soledad es fecunda, dicen algunos. La soledad es terrible, me parece en ocasiones. A veces verdaderamente me hundo en mi ocaso...

jueves, 23 de abril de 2009

Una disculpa. Un Aviso.

["¿No hace más frío?"] No publicaré el día de hoy porque tengo actividades más importantes que llevar a cabo. Una disculpa por lo anterior. Sin embargo, el fin de semana publicaré mis vivencias sobre el tema, aunque antes debo hacer una pregunta y una observación a los demás escritores: ¿Alguno de ustedes se puso a pensar realmente acerca de sus motivaciones? ¿Han errado el camino y, sin embargo, no desean aceptarlo? ¿Por qué ninguno se atrevio a responder públicamente? Espero que al menos lo hayan reflexionado un poco, aunque se lo hayan guardado para ustedes mismos. Si lo hicieron, ¿se estremecieron, temblaron... sintieron un hálito helado? Ojalá lo hayan sentido. La curiosidad les dará la esperanza de poder crear.

miércoles, 22 de abril de 2009

Un espresso doble

Me dedico a pensarte, de 3 a 7, de 9 a 12; entre sueños a veces apareces, cuando te conocí, cuando te reencontré.

“Y ¿por qué estudias Ciencia Política, Gloria? ¿Quieres cambiar este pinche mundo?” “Sí, pero no se cambia gritando Liberen a los presos políticos” “Claro que no se cambia así, pero tenemos idea de cómo sí...” Más de una vez discutiendo lo mismo; más de una vez haber tendido discusiones sobre que hacer de nuestra pinche vida, para terminar yendo al mismo café de siempre en el Centro, pedir dos espressos y observar que los atardeceres son más bonitos en la calle de Regina .

Te odio, te extraño y te admiro; llegaste a romper todo los parámetros que tenía, desequilibradamente, para tener una estabilidad. Leer a Iván Illich es una cosa, hacer lo que el dice es otra; soy una estudiante que disfruta estar en una aula, con la oportunidad de leer a Illich en una biblioteca y las pocas agallas de irme a una sierra por años y aprender a usar una escopeta. Con las pocas agallas de dedicarme a lo que siempre he querido, de irme muy lejos de aquí a coleccionar verdaderas historias. Y es que a veces la vida de estudiante se contamina de tanta rutina.

¿Por qué esa idea tan recurrente en mí de que debemos dedicarnos a algo, trabajar en algo que no nos gusta, si al final desearía estar en algún pueblo paseando, con vino en mano y disfrutando de los placeres de la vida? ¿Por qué criticamos tu modus vivendis, si la mitad del tiempo nos la pasamos quejándonos del nuestro?... A veces, yo no sé porque me dedico a sacar buenas calificaciones, a ser voluntaria en una asociación civil, a intentar ser buena hija, y el sábado en la mañana, ir al inglés.

En el otro lapso del día pienso en ellos, y todo lo tanto que nos hace falta vivir.

La Búsqueda

Soy un buscador. Busco el amor (aquel que solo alcanza la eternidad a diario con una palabra, con una mirada, jamás con promesas ni con planes, ese no existe), a la mujer de mi vida para perderla otra vez; la verdad y las mentiras; me dedico a buscar muchas veces deseando no encontrar.

Soy un pobre diablo que anda entre el cielo y el infierno.

Camino bajo el sendero del sol buscando sin encontrar, viviendo los días, las horas, los minutos; sufriendo, cambiando, pensando he intentando dejar de hacerlo, odiando y amando, enfrentando, huyendo, corriendo y olvidando... solo estoy buscando.

Soy una gente que lo quiere todo y no ha alcanzado nada.

Me dedico a contar historias, a escribir finales, a hacer el recuento de las batallas perdidas y la proximas victorias, intento que lo que escribo vaya mas allá de las palabras y que lo que dibujo genere nuevos mundos.
Me enamoro y me desenamoro, cambio de parecer, de motivaciones y de vocación; me gusta lo que hago.

Busco lo que me haga feliz aunque no lo vaya a encontrar, por que en mi búsqueda es donde alcanzo la felicidad.

A eso me dedico, a buscar.



... y hay momentos,
breves momentos,
en que he querido buscar a Dios...
nunca lo he encontrado,
el día que lo encuentre
me quedo callado.


martes, 21 de abril de 2009

Para dedicarse, las canciones!!

¡Bendito sea el libre albedrío! Me permito decir. La única libertad que se tiene es la de hacer con nuestro envase corpóreo y lo que contenga, lo que se nos antoje. Finalmente no importa que es lo que hagas en tu vida diaria que a nadie le interesa, a lo único a lo que verdaderamente nos dedicamos es a construir nuestra propia historia y a partir de ello las decisiones que la conforman se van tomando como una botella de tequila, a veces a sorbos pequeños, a veces de golpe, a veces de fondo, dependiendo de quién quieres ser ese día y, contrario a la egolatría que nos hace creer que a todos les importa lo que haces, únicamente te conciernen a ti.

Algunos toman la decisión de dedicarse a joder la vida de otros, como los legisladores que en virtud de su ocio y su moralina deciden cerrar los bares a las 2, no vender alcohol después de las 12 y no dejarnos fumar a gusto; algunos joden la propia y son muy buenos en eso, se dedican a autodestruirse, se lastiman, se boicotean, se embarazan a los trece; unos la desperdician y pasan toda su existencia vírgenes y viviendo en casa de sus padres; otros le quieren sacar tanto provecho que se la acaban a los 26 con una sobredosis, unos hacen música y otros la disfrutan, a unos les gusta ver y otros prefieren tocar.

Si alguien te pregunta a que te dedicas, está esperando invariablemente que le contestes o que estudias o que trabajas, si no estudias y no trabajas eres un mediocre sin oficio ni beneficio que seguramente además es un borracho, junkie, ocioso que no hará nada de su vida, y probablemente tengan razón sin embargo el hecho de DEDICARSE, entendiendo esto como consagrarse y entregarse, al goce de los placeres que el mundo ofrece, a conocer y aprender por medios no convencionales, a abrazar la vida y adquirir experiencias fuera de los estatutos establecidos también requiere de cierta voluntad y valor para enfrentarte al deber ser que tanto pesa.

Estudiar lo que uno quiere para en un futuro dedicarte a eso es un placer del que no muchos gozan, forzados por las circunstancias vemos a tantos conformándose con lo que les toco en lugar de buscar lo que les apasiona, también están los que, como yo, llegaron azarosamente donde están y después se enamoran de lo que escogieron, otros se dan cuenta de su error a tiempo y valientemente corrigen su camino. En general, yo no considero del todo significativo a que te dediques sino que la decisión haya sido basada en tus propias convicciones.

Yo me dedico a vivir, no sé si bien o mal viéndolo en términos maniqueístas, sin embargo realmente no me dedico a algo en particular, como debiera, un rato aquí un rato allá. Me gusta pensar que vivo buscando, probablemente para no pensar que estoy perdida. A veces pienso que no puedo dedicarme religiosamente a algo porque quiero hacer demasiadas cosas, muchas de las cuales se quedan en proyecto. Se requiere una voluntad de la que no me siento poseedora, se requiere una concentración que me repele así que mejor prefiero limitarme a dedicar canciones y nada más. Cabe aclarar que no recomiendo a nadie seguir mi ejemplo ya que esta inconstancia suele llevarte por caminos truculentos.

Eso de dedicarse a algo ¿Será consagrar tu vida a una tarea específica? ¿Será venir a la tierra con una misión que cumplir? ¿Será tener la valentía de querer hacer algo y hacerlo realmente sin menguar los ánimos ni un segundo? ¿Será limitarte a comer ensalada negándote al gran buffette que el mundo te ofrece? Quizás yo nunca lo sabré, sin embargo agradezco a los que si se dedican a lo que deben pues gracias a ellos el mundo no es tan desastroso como pudiera serlo.

Nuevos vientos sacuden este blog

Despidan con un fuerte aplauso a Gab!!

Bloguera fundadora que hoy nos dice adiós para dedicarse a otras ociosidades. Gracias por tus siempre valiosas aportaciones.


En otros asuntos, El Ilustre Marqués cambia de día a los viernes a partir de la próxima semana, pero no sufran, el nunca los abandonara. Sigan participando y si quieren formar parte de este selecto grupo háganoslo saber.


¿Por qué me dedico a lo que me dedico?

Me tomé la libertad de enunciar el tema como el título de mi entrada, no por falta de creatividad sino porque está ausente en el perfil general. [No retiro lo dicho aunque ya haya sido editada].
Bien, explicar el porqué de lo que hago es necesario contar a que me dedico; es decir en que labores empleo mi tiempo.
Como cualquiera de nosotros me dedico a distintas cosas (menos de las que me gustaría hacer), de ellas considero que principalmente sería identificada como estudiante, ¿qué estudio? la licenciatura en Sociología (ya saben dónde y cuando), inglés en el CELE de CU y Francés en la mediateca del mismo centro, tomando un curso de comprensión de lectura en línea y cada miércoles en una clase de dos horas en la facultad. Bien, y lejos de saber como soy identificada, lo siguiente que me viene a la mente es mencionar en lo otro que ocupo gran parte de mi tiempo: me dedico a ser hija, niñera o auxiliar del hogar -por no decir trabajadora doméstica de medio tiempo con horas extras no pagadas-. La verdad es que después de releer el enunciado anterior, me suena un poco exagerado, pero por más que intente imaginar una mejor forma de redactarlo, no lo logro, porque prevalece en mí la idea de que el lo más apegado a la realidad. Y es justo ahí cuando me explico porqué determinado dolor de piernas de diluye en estos momentos en mí, en
fin.
Aunque no emplee tanto de mi tiempo como el que quisiera, creo que lo más importante a lo que me dedico es a amar. Valga la comparación, pero pienso que si cada actividad que realizo es como beber algo, vamos, que tomar leche no es lo mismo que consumir un licuado; y suponiendo que yo bebo agua de jamaica (estudios) y jugo de tomate sin limón (hija/hogar) todos lo días, he de considerar que el café* -el cual produce en mí un efecto distinto a los otros dos líquidos- es mi favorito por intenso en su sabor y en su contexto al generar buenas pláticas, porque después de horas de consumirlo sabes (casi sin pensar, y sólo consultando a tu lengua) que lo has bebido aunque no haya el sido el encargado de mitigar tu sed, y lo mejor de todo es que es - o puede ser-adictivo.
Finalmente, de manera por demás sencilla, siguiendo la lógica de la comparación anterior, doy solución a la pregunta titular. Me dedico a lo que me dedico simplemente porque se ha convertido en una necesidad en mí, es decir que bebo porque tengo sed; y lo mejor de todo es que me dedico a lo que quiero, lo cual equivale a elegir la bebida (al menos en el caso del café y el agua de jamaica).
P.D. También recorro C.U. a pie y en puma, le tomo fotos a sus paisajes, leo cosas que no son tarea, me formo adicciones y me quito manías, arreglo mis uñas, coso (sólo en vacaciones), etc.
[glu, glu glu]" Creo que hago lo que quiero o al menos eso intento. Cof ! cof! cof! Ayuda! Me atraganto con el jugo de tomate.

lunes, 20 de abril de 2009

Retratos

En momentos de ocio te preguntas que es lo que haces mientras dices estar vivo. Te dedicas a esta ardua tarea de intentar descubrir lo que te mueve; lo que hace quien eres. Lo buscas en las páginas de los interminables libros que por doquier están. En tus escritos se encuentra lo que fuiste, pero no lo que eres. Cada palabra dedicada es lo que eres en ese momento, pero no lo que eres una hora después. Te dedicas a convencerte que eres sombra; que eres luz. Te dedicas a esta búsqueda interminable que pareciera ya haberse llevado a cabo por demasiados lustros. Algún año perdido tuviste de descanso de este aciago panorama.

¿A qué te dedicas? Mentirías si dijeras que es a tu profesión; si dijeras a tu familia; si dijeras que a ti mismo. Mentirías de igual manera si dijeras que te dedicas a los demás. No te dedicas a nada más que a la añoranza, al momento; a escribir y leer –mentira, nunca lees lo que deberías. Te sientas en una jardinera perdida, viendo al vacío y sacas tu cámara y te dedicas a ser espectador del mundo. Fotografías los momentos felices de los demás. Besos y caricias; risas y llanto captados por un lente y añoras que en esos momentos tú no eres partícipe de esos momentos. Sientes a través de los demás. Palabras en la pantalla que alguien escribió en un momento de ocio, de odio, de amor.

Te dedicas a ser observador y escribano; aprendiz de todo lo que pueda ser enseñado. Pero no logras aprender bien. Siempre hay algo que te detiene. Una infeliz moral que no es la tuya con la que juzgas terriblemente el mundo y te frena de aprender debidamente; a sentir y disfrutar como deberías; a caer en el tan codiciado libertinaje que te has prometido relatar. El mundo que percibes como poesía en las personas, pieles, miradas y siluetas. Cada uno un verso, una palabra dispuestos a ser retratados y te niegas a tener ese primer contacto. No besas para no sentir pero para escribir debes sentir.

¿Por qué te dedicas a esto entonces si no has podido vivir? No te dedicas, no puedes hacerlo. Tus manos atadas en un plano más allá de lo físico. Te has amarrado tú solo las manos por un miedo irracional y por una moral que no es tuya. Un navaja de dos filos que empuñas y te daña. Romper esa moral y atenerse a esas consecuencias externas; seguir la moral y atenerse a las consecuencias internas. Es lo mismo ante tus ojos. Son cicatrices eternas en tu piel que te recuerdan esa navaja interna.

Te dedicas a mantener alejado de ti todo esto y refugiarte en las palabras. Escribes y ves tus viejas heridas que desearías jamás haber tenido. Esas de las cuales aprendiste algo a un costo demasiado alto. Más que heridas en la piel fueron en el alma. Te dedicas minuto a minuto a olvidarlo.

Y a todo lo que te dedicas sólo le puedes dar una sencilla explicación que no sabes si es cierta: te dedicas a ello porque es más sencillo que encontrarse con la vida en el ring cara a cara. Es más sencillo intentar retratarla de lejos que tratarla cuerpo a cuerpo, cara a cara.