lunes, 20 de abril de 2009

Retratos

En momentos de ocio te preguntas que es lo que haces mientras dices estar vivo. Te dedicas a esta ardua tarea de intentar descubrir lo que te mueve; lo que hace quien eres. Lo buscas en las páginas de los interminables libros que por doquier están. En tus escritos se encuentra lo que fuiste, pero no lo que eres. Cada palabra dedicada es lo que eres en ese momento, pero no lo que eres una hora después. Te dedicas a convencerte que eres sombra; que eres luz. Te dedicas a esta búsqueda interminable que pareciera ya haberse llevado a cabo por demasiados lustros. Algún año perdido tuviste de descanso de este aciago panorama.

¿A qué te dedicas? Mentirías si dijeras que es a tu profesión; si dijeras a tu familia; si dijeras que a ti mismo. Mentirías de igual manera si dijeras que te dedicas a los demás. No te dedicas a nada más que a la añoranza, al momento; a escribir y leer –mentira, nunca lees lo que deberías. Te sientas en una jardinera perdida, viendo al vacío y sacas tu cámara y te dedicas a ser espectador del mundo. Fotografías los momentos felices de los demás. Besos y caricias; risas y llanto captados por un lente y añoras que en esos momentos tú no eres partícipe de esos momentos. Sientes a través de los demás. Palabras en la pantalla que alguien escribió en un momento de ocio, de odio, de amor.

Te dedicas a ser observador y escribano; aprendiz de todo lo que pueda ser enseñado. Pero no logras aprender bien. Siempre hay algo que te detiene. Una infeliz moral que no es la tuya con la que juzgas terriblemente el mundo y te frena de aprender debidamente; a sentir y disfrutar como deberías; a caer en el tan codiciado libertinaje que te has prometido relatar. El mundo que percibes como poesía en las personas, pieles, miradas y siluetas. Cada uno un verso, una palabra dispuestos a ser retratados y te niegas a tener ese primer contacto. No besas para no sentir pero para escribir debes sentir.

¿Por qué te dedicas a esto entonces si no has podido vivir? No te dedicas, no puedes hacerlo. Tus manos atadas en un plano más allá de lo físico. Te has amarrado tú solo las manos por un miedo irracional y por una moral que no es tuya. Un navaja de dos filos que empuñas y te daña. Romper esa moral y atenerse a esas consecuencias externas; seguir la moral y atenerse a las consecuencias internas. Es lo mismo ante tus ojos. Son cicatrices eternas en tu piel que te recuerdan esa navaja interna.

Te dedicas a mantener alejado de ti todo esto y refugiarte en las palabras. Escribes y ves tus viejas heridas que desearías jamás haber tenido. Esas de las cuales aprendiste algo a un costo demasiado alto. Más que heridas en la piel fueron en el alma. Te dedicas minuto a minuto a olvidarlo.

Y a todo lo que te dedicas sólo le puedes dar una sencilla explicación que no sabes si es cierta: te dedicas a ello porque es más sencillo que encontrarse con la vida en el ring cara a cara. Es más sencillo intentar retratarla de lejos que tratarla cuerpo a cuerpo, cara a cara.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

yo no me dedicaría a intentar borrar las heridas físicas y emocionales, son parte de ti, no eres lo que fuiste hace una hora, pero tooooodo lo que pasó con anterioridad determina lo que eres cada segundo u hora después; mejor hazle caso a la banda cuisillos: "tatuajes de tus besos llevo en todo mi cuerpo, tatuados sobre el tiempo tiempo que te conocí" jajajaja

Ave de metal dijo...

Yo creo que te contradices un poco. Quieres relatar lo que te sucede, pero a su vez quieres borrarlo.

Lo hecho, hecho está. Aprender a vivir es lo mejor que puedes hacer. Tiene razón gloria allá arriba. Uno tiene marcados los besos en la piel.

Karlota Katalina de fuego y nicotina dijo...

La cancion de tatuajes realmente es de Joan sebastian...

Yo creo que a lo que se refiere el querido Borchácalas es a que hay cosas que hiciste que te duelen tanto, que probablemente lastimaron a otros que desearías que no existieran.
Si, si aprendes de esas heridas pero a veces no sabes si vale la pena tenerlas o si desearías ser más ingenuo pero más feliz.

Ángel Suárez dijo...

Me gustó mucho tu entrada. El último párrafo es de lo más cierto.

María Cafeína dijo...

jajaja yo hice la misma precisión que Karlota Katalina de fuego y nicotina, pero decidí borrarla. Mmmmm considero que lo más importante es aprender de lo sucedido, haya dolido o no, pues al final de todo tendremos experiencia,conocimiento e historias entretenidas que contar :)

López dijo...

Ni perdón ni olvido!!
(Lo siento, esto de los porros en mi fac. me dejó medio reaccionario.)

Estoy a favor de vivirlo, de sufrirlo y, al final, tomarlo solo como una anécdota. Hay cosas que se mantendrán, por mas que pretendas que no sea así, que formarán parte de tus mitos y de tus infiernos.

Pero para todo lo demás esta el karma y ahí es donde piensas que las cuentas se ajustaran.

Además, si lo olvidas estas condenado a repetirlo.