sábado, 11 de abril de 2009

La noche que yo amo no amanece jamás...








La noche que yo amo es turbia como tus ojos

larga como el silencio, amarga como el mar.
La noche que yo amo crece entre los despojos
que al puerto del fracaso arroja la ciudad.
La noche que yo amo tiene dos mil esquinas,
con mujeres que dicen: “¿me das fuego chaval?”
y padres de familia que abren sus gabardinas
la noche que yo amo no amanece jamás…
Negra noche, no me trates así,
negra noche, espero tanto de tí.
Noche maquillada, como una maniquí,
noche perfumada con pachulí,con pachulí
La noche que yo amo es un sótano oscuro
donde van los marinos que quieren naufragar.
Hay siempre algún borracho sujetando algún muro,
llamas de madrugada y te dejan entrar.
Los profetas urbanos salen de sus guaridas
cuando la noche calza sus botas de metal.
Y bailan abrazados el loco y el suicida.
La noche que yo amo no amanece jamás…
Negra noche, no me trates así,
negra noche, espero tanto de tí.
Noche maquillada, como una maniquí,
noche perfumada con pachulí,con pachulí

- Joaquín Sabina

Definitivamente mi momento más productivo del día es la noche (valga la frase). Después de haber pasado por toda mi educación básica y preparatoria en el turno matutino en donde la noche era para dormir – o salir los fines de semana – o para matar el insomnio viendo comerciales, al entrar a la H. FCPyS me di cuenta de que lo mío era trabajar entre las 10 pm y las 4 am (de preferencia ese horario, sino un poquito antes de las 4), en donde entre semana sólo se escucha al pobre perro de los vecinos que llora desde hace meses (creo que no lo pelan mucho), a los policías que “cuidan” la colonia en las madrugadas para que nada les pase a las viejitas que son mis vecinas y... a lo mucho alguien que choca en Insurgentes (o alguien que se lleva la estatua (ni siquiera sé como definirlo) del Papa Juan Pablo II, para tal caso). Fuera de eso, uno se libra casi por completo de cualquier ruido, pasan las repeticiones de los Simpson, Dr. House y Sex and the City, mi hermano no compone música en las noches.... y así. Así que desde hace dos años mi vida nocturna tiende a resumirse a Ana sentada frente a la computadora escuchando la música rara que le gusta, con un archivo de Word abierto, un juego bajándose para después ser crackeado y así....

Pero en fin, independientemente de que sea una ñoña, la realidad es que he tenido muy buenas aventuras nocturnas (en todos los niveles y estados etílicos habidos y por haber).

Yo nunca, nunca:

- Me he tambaleado por Insurgentes con mi amiga Alexandra después de chupar litros y litros y litros y litros de chela a una velocidad espectacular porque en medio de mi peda yo juré que el metrobús cerraba a las tres de la mañana. (Dato curioso: no, en efecto, no cierra a las tres de la mañana, muchas gracias)

- He dormido en casa de Gloria (la cual para mis padres es bien colorida y pintoresca – ambas dos: la casa y Glo). ¿Quéeee? ¡No! Yo nunca, nunca, he pasado la noche en casa de alguien que no sea hubiera sido mi novio.

- He paseado en el Parque Hundido a las tres de la mañana con un ex galán al cual – por cierto – sólo veía en las noches y yo, cual babosa, iba a corriendo al metrobús cada vez que me llamaba.

- He corrido como desesperada por el metro con un wey persiguiéndome a las cinco de la mañana para evitar que me asaltara.

- He cantado y coreado el Doctor Psiquiatra en un bar gay en domingo.

- He chupado gratis en una cantina en el Centro.

Y así.... estas son algunas de las anécdotas que recuerdo, muchas otras que no recuerdo (y prefiero no acordarme) pero que casi todas han pasado en la noche, claro, con la nota al pie de que en prácticamente todas tenía chaperón telefónico para ver que no estuviera haciendo ninguna tontería ni nada fuera de sus parámetros de lo “normal” (que de por sí escuchar que estoy en la computadora a las 2 de la mañana ya les parece desviado), pero bueno, así es la vida, y hay que vivirla y llenarse de experiencias que nos hagan decir después: ¿Cómo se me ocurrió? ¿Hubiera sido lo mismo en el día que en la noche?

jueves, 9 de abril de 2009

Perdido en mi noche. Al fin me doy cuenta.

[Escuchas ese piano. Consideraciones intempestivas surgen en tu pensar. Piensas pues; razonas. Eres. ¿Eres? Eres-siendo. ¿Siendo qué? ¿Siendo quién? Problema para tu mismo ser eres: en el interrogar sobre ti te va una prueba de tu existencia en el mundo. El Dasein. No lo entiendes. ¿Y aun así lo utilizas? A carcajadas ríe tu espíritu, ese espíritu que quiere ser libre, libre como aquel destructor de la quietud del mundo; renovación perpetua; aquél que amó el sentido de la tierra. Muéstrales tu noche.]: Mi noche, mi oscuridad es mi otra parte, es mi caminar mientras el mundo gira en sentido opuesto; es aquél hundirme en mi ocaso que me permite desligarme de ustedes, deshacerme de ustedes, alejarme de ustedes para no confundirme en lo mismo y lo igual de todas esas ovejas hijas de una misma época. Ustedes disfrutan mi día porque mi noche es terrible. En mi noche escuchan los pasos de sus monstruos, que en verdad no son monstruos sino reflejos. A todo amigo de la luz: “si no quieres que la vista y los sentidos se cansen, sigue al sol en la sombra también”. [¿Por qué no escribes como ellos? Sobre pinceladas nocturnas podrías contarles; acerca de la embriaguez de un soñador podrías relatar alguna historia. ¡¿Te das cuenta?! Sus monstruos son tus monstruos. ¡Tu noche es su noche!... “Nadie viene solo al mundo”. Tan sencillo ha sido reventar tu grandilocuencia que…] ¡Mi diferencia es mi voluntad! [Prosigue… -Escuchas un violín]: Lo he intentado. Resultado de mis vivencias diurnas son mis aventuras nocturnas. Mirar las estrellas a su lado; bailar al ritmo de una laguna; ¿quién ha sido quien te ha sumergido en ese vaivén de fuerzas graciosas, de movimientos casi coordinados? Cuando la sigues sabes que en realidad te estás siguiendo a ti mismo… [¿Y tu noche?]: Esa noche hubo luz… [Recuerdas aquella lámpara, ¿porqué la mantienes encendida durante el día?]: “Porque busco hombre honestos”. [Perdido en tu metáfora estás. En este sueño solo entrarás tú. Has escrito para ti y para ninguno. Has mostrado la verdadera oscuridad de tu pensar. Tu verdadero monstruo.]

miércoles, 8 de abril de 2009

Complemento...

Av. División del Norte, Col. Residencial Acoxpa, Del. Tlalpan; CP 14300

8:00; 26 de Diciembre 2008; Azul, Table Dance, Coapa, México.

Una canción mala y, en el ideario de la bailarina, sexy, poco a poco se comienza a quitar la ropa, para mi es la primera vez que presencio algo de este estilo, para mis primos Rodrigo y Olmo, la experiencia es más amplia.
Último viernes del año, últimos días de la reunión familiar, otra de las primeras veces que vivo con mis primos.

El baile termina, apuramos las cervezas; el lugar, además de resaltar por su singular fealdad, esta desierto, 50 pesos la chela, 30 pesos el cover, la experiencia en general decepcionante, siempre me imagine otra cosas, más sexy, más emocionante...

8:40; 26 de Diciembre; Afueras del Azul, Coapa, México.

Decepcionados salimos de lugar, un sentimiento de defraudación nos invade a los tres.
Terminamos en este lugar después de un la larga deliberación, mi insistencia y la conclusión final de Olmo que de nada serviría ir a uno de los múltiples disque-antro-chafa-coapense debido a nuestra incapacidad casi genética para socializar en esa clase de lugares.

Tras los comentarios finales decidimos cambiar de aires, debido a que las cantinas por la zona escasean, terminamos escogiendo un pseudo bar árabe en la avenida Acoxpa, el modo de transporte será un taxi, en el cual salen a la luz las anécdotas y las comparaciones, las criticas y los comentarios del taxista que nos recomienda uno bien bueno por la zona y nos ofrece llevarnos; el ánimo de los tres ha cambiado ahora solo deseamos las chelas. La variedad ya no importa.

9:10; 26 de Diciembre, Opium Garden, Coapa, México.

Entramos finalmente, siempre he creído que el lugar iluminado ha de ser muy feo; conforme al reglamento, y ya casi por tradición, pedimos una madre compuesta por queso Filadelfia, chipotle y pan árabe como pretexto para que nos vendan las chelas.
Cubeta número 1. 9:30; La plática se lleva de manera habitual, comentamos el fiasco del table y del concierto al que no fuimos en la mañana, la conversación va y viene.
Olmo intenta utilizar sus dotes de galán para conquistar a la chica que recibió las mejores críticas; su encuentro en la cola del baño resulta un fiasco, la chica no baila reggaetón.
Regresa a la mesa y el tema se encamina a las relaciones, las mujeres y nuestras forzadas solterías.

Cubeta número 2. 10:45; Al calor del alcohol la platica se hace cada vez mas interesante empezamos a hablar de la familia y las experiencias, los sentimientos, los recuerdos, las ideas; es justo en este momento sin saberlo cuando el destino de la velada queda marcado.

Quien me conozca sabrá que entre mis extrañas filias y caprichos se encuentra la fijación que tengo con los letreros de las calles (la calle López y su letrero sigue siendo mi objetivo). Y es justamente en esta zona donde por una simple casualidad se encuentran las calles con los nombres de los equipos de fútbol, y siendo una cofradía de futboleros (en distintas intensidades) formule mi propuesta, ir por tres letreros en particular: Club Nuevo León, Club Querétaro y Club Guadalajara.

Cubeta número 3. 0:00; Las cervezas han hecho efecto en nosotros, nuestro nivel etílico es demostrado por los comentarios afectuosos que nos dirigimos:

-ErEs cOMo mI heRmANo cabroooonn; neto, neto!!!, te qUiERo uN cHinGOoo!- se escucha bajo el estridente sonido de una canción muy bailable -Cuando seamos grandes hay que seguir juntándonos, que no se rompa la tradición.-

Los tres no nos hemos movido de nuestro lugar más que para ir al baño (de paso descubrimos que nuestras vejigas están sincronizadas), las ideas de ligue se fueron por la borda; yo me empiezo a sentir muy mal, Rodrigo como siempre impasible, Olmo... Olmo realmente no se ve muy distinto; el lugar me comienza a dar vueltas, la cuenta de chelas debe de andar entre 8 o 9 cada uno.

1.30am; Se acerca una mesera, nos indica que nos podemos pasar a uno de los gabinetes.
Ya en el gabinete nos empezamos a quedar dormidos, no importa la música tan alta, el continuo movimiento, los gritos y cantos; nuestro sueño es mas fuerte, después de un rato de dormir en la mesa, decidimos pedir la cuenta.

2:oo am; Salimos del lugar con menos dinero del que traíamos y mas alcohol del que deberíamos.

Nos dirigimos a la casa de Olmo a no más de 10 minutos de ahí; ¿Qué podría salir mal?.....Todo.

En la búsqueda de un taxi nos topamos con él; justo en la esquina de una calle estaba, casi a punto de caerse y lo vimos, decía División del Norte, decidimos siguiendo las ideas antes planteadas hacernos con él.

Y todo resulto mal, no dio tiempo ni de disfrutar ese bello ejemplo de trabajo en equipo, mi manos apenas tocaban su superficie metálica y polvosa, cuando de la nada aparecieron dos patrullas y nos rodearon.

-La tira!! La tira!! Tíralo!!- gritó Rodrigo

Mis manos lo soltaron e intente encaminarme hacia algún lugar donde nos hubiera policías, obviamente ese lugar no existía en ese instante en metros a la redonda. Por mi mente pasaban muchas cosas pero una frase era persistente: Ya valió verga.

2:20am. - A ver jóvenes, ¿Porqué andan quitando los señalizamientos? (sic*)- dijo en un despliegue de elegancia y presumiendo su cuidada dicción
Rodrigo lo negó. Olmo lo aceptó y busco negociar. Yo me reí.

No esperaron mucho para negociar inmediatamente pidieron 1,000 pesos; fue entonces cuando mi risa aumento... 1000 pesos!! ja ja ja; mi capital ascendía a 3 pesos con 50 centavos, una corcholáta y dos envolturas de chicles; Rodrigo no tenía ni eso.

En vista de nuestra precaria situación y demostrando su bondad infinita, nos llevaron a un cajero y saldaron su exigencia con la módica cantidad de 600 pesos, al subirnos a la patrulla nos instaron a dejar el letrero fue ahí cuando yo salté.

-Ni madres- dije en pleno arranque de lucidez- ya nos quitaron todo nuestro dinero, ese letrero ya lo pagamos y por lo tanto es mío- tome con delicadeza el trofeo nocturno y lo subí a mi patrulla privada.

Una vez dentro de la patrulla la pareja de policías que me custodiaba, cabe señalar que Olmo y Rodrigo iban juntos en otra patrulla, intentó convencerme de que dejara el letrero, me preguntaron mi nombre y me pidieron mi celular como complemento a la cuota que donábamos para que nos dejaran en paz; les cedí gustosamente mi teléfono, pero demostrando su buena voluntad decidieron darme mi chip.

Nos ofrecieron dejarnos en la casa, una vez ahí envolví el letrero en mi sudadera y me baje de la patrulla.
-Oyesss, deja eso!!- vociferaron los policías
-No, este letrero es nuestro, ya lo pagamos!- respondí mientras apretaba el paso poniendo distancia entre el grupo y yo.
Dándose por vencidos se marcharon.

3:00am; 27 de Diciembre; Calzada del Hueso, Coapa, México. -Esos puercos nos dejaron sin varo- sentenció Rodrigo -vamos por una chela para pasarnos el coraje.-

Sonreí, no dijimos nada más y nos encaminamos al Oxxo.



Lights and Music

Bajo el manto nocturno todo se ve más brillante, el silencio maximiza la música, los sentidos están alerta, la oscuridad ilumina, aturdidos por el alcohol y la euforia nos dejamos llevar por el vaivén de los sonidos. Somos quienes queremos ser, nos mostramos al mundo y pareciera que todo es posible…

Mi madre se fue hace un año de mi casa y yo me quede viviendo con mi hermana y mi cuñada quienes no me ponen muchas restricciones, ellas viven su tranquilo y apacible amor en su recámara mientras yo hago de mi vida lo que quiero o lo que puedo. Siempre he sido una criatura nocturna, mis ideas fluyen más fácilmente, antes como otros lo mencionaron, me conformaba con fantasías o con apasionarme con una lectura hasta el día en que pude lanzarme a las calles a buscar por cuenta propia mis historias.

Después de estar sometida por tantos años al yugo materno que ahora veo más o menos estricto pero que antes consideraba una dictadura me vi libre de todas ataduras y capaz de hacer todo lo que no me permitían antes y lo hice. Ha sido un año intenso en el que he vivido más de lo que en mis dieciocho completitos.

Conocí la noche como siempre había querido. No hasta las dos de la mañana como siempre me exigían, conocí las cuatro, las cinco, las seis, vi salir el sol lentamente mientras yo aún sostenía un vaso en la mano, un cigarro en la otra y con toda la fiesta encima, deseando que la oscuridad durara más y que el frenesí nocturno fuera eterno.

Aproveché (y aún lo aprovecho) todo lo que puedo, esas concesiones que tengo por ser relativamente independiente, por mantenerme con mis propios medios y por ser responsable de mi misma y con esto he coleccionado muchos momentos inolvidables bajo la tenue luz de las estrellas, ahora tengo muchas historias que contar.

Me volví adicta a esa brisa mágica que surge solo en las madrugadas cuando caminas por calles semidesiertas y bajo los efectos del alcohol, la euforia y otras sustancias. La noche es buena cómplice, pero también es mala consejera, hace que los instintos primarios broten y las ideas absurdas parezcan posibilidades.

Recuerdo la noche en que muy ebria me pareció buena idea arrojarme a una fuente, la vez que después de un romance con un desconocido en una fiesta terminé alrededor de una fogata bebiendo Reyes con albañiles o tal vez aquella ocasión que el policía de mi calle me encontró en situación comprometedora dentro del coche de otro de mis amores fugaces.

Una noche que recuerdo con sentimientos confusos fue esa en la que en medio de la plaza de Garibaldi y con la música de mariachis de fondo le dije al hombre que amaba que no quería verlo más, que ya no lo soportaba y que debíamos terminar; en un 16 de septiembre para acabar de completar la escena dramática. Después fuimos a un bar gay en el que un morenazo voluptuoso se quitaba la ropa y ofrecía lo que Dios le dio, a los espectadores.

Recuerdo cuando al mismo hombre le lancé una botella de cerveza a los pies; el día en que tumbada en el piso de Bellas Artes lloré bajo la lluvia por lo asquerosa que me parecía mi vida en ese instante, recuerdo el día en el que él me rompió el corazón después de un concierto en el que me dijo que ya no me quería, la vez que juntos nos embriagamos hasta no poder más y él terminó vomitando uno de mis pies.

Hay veces en las que suceden cosas inexplicables y te preguntas ¿Cómo chingados llegué yo aquí? ¿Por qué estoy metida en las aguas asquerosas del canal de Xochimilco? ¿Cómo es que terminé en el coche de unos rockerillos que prometen llevarte a su casa en Cuernavaca? ¿Por qué estoy negociando con unos policías para que no me lleven al MP? ¿Por qué estoy paseando a deshoras de noche de la mano de dos tipos en ácido? ¿Por qué me estoy imaginando a una rubia en el asiento delantero del auto cuando no hay nadie ahí? ¡Todas esas son preguntas sobre situaciones que sólo pasan y se pueden explicar de noche!

Muchas noches me he enamorado efímeramente en la oscuridad, romances intensos y arrebatados que en la mañana desaparecen. Tuve a un hombre al que sólo veía de noche, sólo salíamos cuando el sol estaba oculto, como si de otro modo no existiéramos, él lo iluminaba todo con sus palabras, él me enseñó sonidos que jamás había imaginado y me mostró otro mundo, justo como yo quería que fuera. Yo era su falena y volaba hacia él cada que me lo pedía, pero cuando lo quise ver de día todo se perdió, sus ojos no eran tan dulces y sus manos no me tocaban igual.

Por alguna extraña razón nunca me ha dado miedo caminar a altas horas de la noche por ésta conflictiva ciudad, incluso hay un sentimiento extraño que me atrae del riesgo de que algo extraordinario pase. Me fascina caminar por el centro sabiendo que es peligroso y teniendo la certeza de que nada me va a pasar a mí porque mi burbuja protectora que me inventé está activada.

Me molestan esas personas que no salen porque no saben cómo van a regresar, pero en el fondo las entiendo, antes yo era igual, sin embargo son pocos los que están dispuestos a lanzarse sin saber que va a suceder cuando el transporte público deja de funcionar. La noche también es benévola, siempre te da opciones y debes arriesgarte a tomarlas, tal vez es inconsciencia de mi parte pero al final: ¿Qué puede pasar? Vida sólo hay una.

Y así tengo muchas más anécdotas bajo el cobijo de la luna. Tantas luces de colores, tanta música, tantos amores, tanto alcohol y tantas resacas son invaluables para mí porque sé que el día en que mi madre regrese, volveré a ser la niña frustrada que sueña con salir de noche y mi único consuelo serán todas éstas aventuras que les cuento y que espero no sean las últimas.






lunes, 6 de abril de 2009

Mis noches

Es en la noche cuando yo funciono mejor. Las mejores charlas que he tenido y presenciado han tomado lugar en diversos lugares, pero siempre ha sido de noche. El olor a tabaco y alcohol jamás fallan en evocar aquellos momentos donde he tenido las experiencias más reveladoras. Me pierdo siempre en la obscuridad y ahuyentarla con luz de vela siempre es una delicia. Si se está acompañado, la delicia se duplica.

Sin embargo he de admitir que no se me permite ser tan nocturno y social a la vez. El enclaustramiento y el retorno a casa a tempranas horas de esta faceta del día me han arruinado el delicioso sabor que trae la luna como testigo. En cuanto obscurece y uno debe regresar comienza el nerviosismo de una terrible llamada que me perseguirá hasta que llegue a casa. La alerta de caminar a solas por algún eje vial o avenida importante debe incrementarse por este hecho. Para las nueve de la noche me ha invadido ya un terror. Estrés de un inminente regaño que no ha de llegar; de un ataque.

Mis noches pocas veces han sido salvajes, más bien han sido de fantasías. Sueño despierto acariciando el abanico de posibilidades que tuve, que tengo y que podría tener. En la noche es cuando un piensa mejor para escribir y es deleitable leer en una casa completamente silenciosa. Se confiesa de una excelente manera todo lo que creímos podernos guardar y no hay mejor tiempo para escribir en un diario que en la noche. Acostarse en cama y añorar; sonreírle a techo e imaginar que besas los labios de quien amas.

Más de una vez mis noches han sido tristes y la fantasía de dormir acompañado de un cálido cuerpo que se acurruca en tu pecho mientras respira lentamente es recurrente. Besas el vació en tu cama bajo el manto de la obscuridad y cierras los ojos. Escoges un recuerdo con el cual soñar después de haber escrito, y te dispones a pasar la noche con tus amados pensamientos.

Es la noche donde me gusta acariciar recuerdos y alimentar mi alma. Malo es que mis noches estén restringidas. Usaré las noches para poder compensar mi falta de aventuras nocturnas.

domingo, 5 de abril de 2009

Yo sí le distingo el conejo a la luna...

Regularmente la noche suele ilustrar pasajes memorables en la vida del hombre. Mi vida, aunque corta, también ha tenido sus episodios relevantes acontecidos en la noche, la pérdida de la inocencia, los lloriqueos frustrados, juegos inocentes, bailes, sueños, carreras, fiestas, y comelonas… la noche me gusta, me enamora, me marea, me seduce… la noche es hermosa.

De la noche lo que más me gusta es el farol blanco tan blanco como el queso, ese farol que ilumina las calles, las casas y que para algunas personas es la única lucecita que llega a sus almas… yo nací una noche del mes de octubre, el mes donde las lunas son muy bonitas, grandes, grandes, blancas, blancas, creo que es por eso que yo si le distingo el conejo a la luna.

Las noches y sus lunas son un pasatiempo antes de dormir, no siempre hay fiestas, pero siempre hay noches; en las noches cierro los ojos y pienso en aventuras, tanto que si duermo pensando en ellas, mis sueños perpetúan las aventuras y al día siguiente despierto muy contenta… las aventuras de las noches me divierten entre sueños, la noche me gusta por que sueño y juego; a veces sueño con nunca dejar de ser niña, otras noches juego a ser una callejera, en otras noches lloró mis tragedias y hay noches en las que solo duermo viendo al testigo eterno, oscuro como el carbón y a su fiel acompañante de queso.

Las noches siempre me acompañan… el día que me vaya quiero que sea de noche, para que así los grillos canten sin miedo y yo, pueda comerme un trozo de queso.

Mis padres tienen la culpa...

de que yo no tenga tantas historias que suceden de noche, pero tal vez sí. Quién sabe. Tengo 19 años y me protegen como si tuviera 12, sin embargo, siempre hay que buscar las oportunidades, ha cualquier hora.

Es de suponer que a los 12 me protegían más que a los 19, pero estarían equivocados. Yo estaba hasta las dos de la mañana platicando con mis amigos, mientras ellos jugaban con un playstation o intentábamos robar naranjas de un carrito. Alguna vez encontramos revistas porno en lugar de naranjas, fue la primera vez que vi porno. Recibí serenata con guitarrita y toda la cosa a los 13 años, mis padres creyeron que mis amigos estaban jugando. Cuando tuve mi primer novio platicaba con él hasta las cuatro de la mañana y sólo nos separaba una ventana. A veces no.

A los pocos años me encerraba con él (no hombre, no con el primer novio) en cuartos que llegabamos a pagar (¿Qué qué??), me gustaba cerrar las cortinas y apagar las luces para pensar que era de noche, me gustaba dormir junto a él. Me gustaba ponerme sus camisas y caminar con ellas por el cuarto, por la sala, por la cocina. Me gustaba platicar con él, jugar a cuestionar la existencia e inexistencia de las cosas. Me gustaba todavía más si era a altas horas de la noche.

La última noche llegó con un boleto de Kusturica. Había gritado con Kusturica, saltado y cantado en la comodidad de mi casa a las dos de la mañana, entregándome al sonido del violín, de los gritos, pero no hay nada como ver señores de la edad de tus padres gritando y jugando en un escenario. No hay nada como ver que regresa aquéllo que creías perdido una noche anterior. La noche trae sorpresas, sólo hay que saber aprovecharlas; hay que sentarse ha escuchar la novena. (Beethoven se esucucha de noche. Hay cosas que sólo debieran suceder de noche.)

Ayer en la noche en el centro histórico de ésta ciudad, ví la pelea de un anarquista contra un cristiano. En la oscuridad, la única forma de distinguirlos eran las letras de sus playeras: -pescadito-"jesús vive en mí" vs -A-"sin dios y sin gobierno". Fue en la calle donde hay un club swinger.

Así es esto de la familia conservadora, para contrarrestarlo se ha de tener inventiva.

Mis etapas.

Soy agnóstico porque aún no puedo ser lo suficientemente fuerte. A través de una lógica deductiva he llegado a formular la inexistencia de un Dios bueno, o en todo caso la sólo posible existencia de un Dios que no es completamente amoroso. No me refiero a la vulgar consideración de los niños que mueren de hambre en África, de las históricas guerras de religión, de la pederastia de Maciel y sus legionarios, del exterminio de los palestinos por parte de los gobiernos israelíes o de los judíos por los alemanes. Al menos, no me refiero solamente a eso.

Por algún tiempo creí en Dios. Incluso recuerdo que alguna vez, cuando era pequeño, llegué a sentir la presencia de Dios en una Iglesia. Después, conforme fui creciendo, mi voluntad de poder comenzó a oponerse a la voluntad de poder de la institución eclesiástica. (“Quien proclama una verdad es porque pretende el poder”.) Nunca había leído la historia de Lutero y los protestantes, pero ya desde una corta edad me parecía que los sacerdotes no debían ser quienes me dijeran qué hacer de acuerdo con su versión y visión de Dios. Pero fui más allá: no encontraba en la Biblia una fuente legítima de la tradición católica, sobre todo con respecto a las normas, ritos y valores que la integraban: Dios no había escrito la Biblia, habían sido unos hombres tan potentes como yo, por lo cual, la religión con una intermediaria se venía abajo para mí.

Sin embargo –y sin conocer que existía la filosofía mecanicista–, seguí creyendo en aquel Dios que sentí alguna vez en la Iglesia, sólo que ahora con mayor libertad. El argumento era: Dios ha puesto a girar el mundo, pero eso ha sido todo; no se entromete en la vida de las personas; no decreta lo que ocurrirá cada segundo de mi existencia y, cuando mucho, sólo sabe cada una de las miles de posibilidades de mi actuar, en ello le va la omnipotencia, pero yo decido cada paso de mi destino; mi Dios es mi origen; yo soy mi destino. Esta visión me permitió justificar masacres, desigualdades, hambres… hombres, todo se remitió a la justificación de los hombres: Dios nos había creado, pero nosotros habíamos decidido poner al mundo en llamas. Los milagros dejaban de existir para mí: Dios no podía intervenir para sanar a mi padre, porque no intervenía para salvar la muerte de un niño: era justo: o intervenía para todos o no intervenía para ninguno. No vivíamos en el paraíso, entonces la segunda premisa se cumplía. La tarea de curar al mundo era una tarea humana, no divina.

Tal pensamiento alivió mis inquietudes divinas por mucho tiempo, pero no pude dejar de pensar (¡Gracias cuerpo, mente, alma, magia y espíritu inquietos!). Mi siguiente formulación deductiva fue la que trastocó verdaderamente mi juicio sobre Dios: Si Dios es el origen, y en el origen fue omnipotente y omnipresente, cuando exhaló un hálito de vida hacia las figuras de arcillas hechas a su imagen y semejanza, ya sabía qué ocurriría con todas y cada una de éstas; en otras palabras, me sitúe en la visión del Dios que pone a girar el mundo, incluso sólo dando paso a la existencia del universo (en esta situación, mi lógica no se contraponía a la idea del Big Bang, sólo suponía que podía haber sido Dios el causante de la primer explosión). Pero aun siendo sólo el primer impulso, Él sabría que después de haber creado el Universo, se formaría una masa primero incandescente y después habitable, en la cual cobrarían vida varios seres, entre ellos el ser humano, y también sabría que se agruparían, que irían poniendo las piedras de su propio camino –sin su intervención–, y sabría, desde ese primer principio, que el camino de la humanidad la llevaría a crear un Hitler, un Stalin, un Díaz Ordaz, un George W. Bush, siendo ellos sólo algunas puntas del iceberg. Y sabría de todas las verdaderas víctimas, desde un principio, pero en esta parte lógica lo fundamental serían los victimarios: Si el infierno existiese, Dios sabría desde un principio que muchos de sus hijos irían a ese lugar. Él habría puesto a girar el mundo. ¿Eso era amor? –Todo tembló, cada respiro, cada paso… ya nada tenía otro sustento.

Después leí más acerca del porqué los hombres buscan a Dios, ya sea para llenar un vacío, o por debilidad, o por ambos motivos. Pero hay otra parte lógica: si Dios existe, yo no puedo saberlo a través de mi razón: es una cuestión de fe. De cualquier manera, este punto de situación me parece algo mediocre y justificatorio de la fuerza o la debilidad; de cualquier manera, he de admitirlo, creo que no soy aún lo suficientemente fuerte: por eso soy un agnóstico más.