domingo, 5 de abril de 2009

Yo sí le distingo el conejo a la luna...

Regularmente la noche suele ilustrar pasajes memorables en la vida del hombre. Mi vida, aunque corta, también ha tenido sus episodios relevantes acontecidos en la noche, la pérdida de la inocencia, los lloriqueos frustrados, juegos inocentes, bailes, sueños, carreras, fiestas, y comelonas… la noche me gusta, me enamora, me marea, me seduce… la noche es hermosa.

De la noche lo que más me gusta es el farol blanco tan blanco como el queso, ese farol que ilumina las calles, las casas y que para algunas personas es la única lucecita que llega a sus almas… yo nací una noche del mes de octubre, el mes donde las lunas son muy bonitas, grandes, grandes, blancas, blancas, creo que es por eso que yo si le distingo el conejo a la luna.

Las noches y sus lunas son un pasatiempo antes de dormir, no siempre hay fiestas, pero siempre hay noches; en las noches cierro los ojos y pienso en aventuras, tanto que si duermo pensando en ellas, mis sueños perpetúan las aventuras y al día siguiente despierto muy contenta… las aventuras de las noches me divierten entre sueños, la noche me gusta por que sueño y juego; a veces sueño con nunca dejar de ser niña, otras noches juego a ser una callejera, en otras noches lloró mis tragedias y hay noches en las que solo duermo viendo al testigo eterno, oscuro como el carbón y a su fiel acompañante de queso.

Las noches siempre me acompañan… el día que me vaya quiero que sea de noche, para que así los grillos canten sin miedo y yo, pueda comerme un trozo de queso.

1 comentario:

López dijo...

Estimable Carolina!!

Un placer leerte, que sea el primero de muchos!!

Bienvenida!!!