sábado, 11 de abril de 2009

La noche que yo amo no amanece jamás...








La noche que yo amo es turbia como tus ojos

larga como el silencio, amarga como el mar.
La noche que yo amo crece entre los despojos
que al puerto del fracaso arroja la ciudad.
La noche que yo amo tiene dos mil esquinas,
con mujeres que dicen: “¿me das fuego chaval?”
y padres de familia que abren sus gabardinas
la noche que yo amo no amanece jamás…
Negra noche, no me trates así,
negra noche, espero tanto de tí.
Noche maquillada, como una maniquí,
noche perfumada con pachulí,con pachulí
La noche que yo amo es un sótano oscuro
donde van los marinos que quieren naufragar.
Hay siempre algún borracho sujetando algún muro,
llamas de madrugada y te dejan entrar.
Los profetas urbanos salen de sus guaridas
cuando la noche calza sus botas de metal.
Y bailan abrazados el loco y el suicida.
La noche que yo amo no amanece jamás…
Negra noche, no me trates así,
negra noche, espero tanto de tí.
Noche maquillada, como una maniquí,
noche perfumada con pachulí,con pachulí

- Joaquín Sabina

Definitivamente mi momento más productivo del día es la noche (valga la frase). Después de haber pasado por toda mi educación básica y preparatoria en el turno matutino en donde la noche era para dormir – o salir los fines de semana – o para matar el insomnio viendo comerciales, al entrar a la H. FCPyS me di cuenta de que lo mío era trabajar entre las 10 pm y las 4 am (de preferencia ese horario, sino un poquito antes de las 4), en donde entre semana sólo se escucha al pobre perro de los vecinos que llora desde hace meses (creo que no lo pelan mucho), a los policías que “cuidan” la colonia en las madrugadas para que nada les pase a las viejitas que son mis vecinas y... a lo mucho alguien que choca en Insurgentes (o alguien que se lleva la estatua (ni siquiera sé como definirlo) del Papa Juan Pablo II, para tal caso). Fuera de eso, uno se libra casi por completo de cualquier ruido, pasan las repeticiones de los Simpson, Dr. House y Sex and the City, mi hermano no compone música en las noches.... y así. Así que desde hace dos años mi vida nocturna tiende a resumirse a Ana sentada frente a la computadora escuchando la música rara que le gusta, con un archivo de Word abierto, un juego bajándose para después ser crackeado y así....

Pero en fin, independientemente de que sea una ñoña, la realidad es que he tenido muy buenas aventuras nocturnas (en todos los niveles y estados etílicos habidos y por haber).

Yo nunca, nunca:

- Me he tambaleado por Insurgentes con mi amiga Alexandra después de chupar litros y litros y litros y litros de chela a una velocidad espectacular porque en medio de mi peda yo juré que el metrobús cerraba a las tres de la mañana. (Dato curioso: no, en efecto, no cierra a las tres de la mañana, muchas gracias)

- He dormido en casa de Gloria (la cual para mis padres es bien colorida y pintoresca – ambas dos: la casa y Glo). ¿Quéeee? ¡No! Yo nunca, nunca, he pasado la noche en casa de alguien que no sea hubiera sido mi novio.

- He paseado en el Parque Hundido a las tres de la mañana con un ex galán al cual – por cierto – sólo veía en las noches y yo, cual babosa, iba a corriendo al metrobús cada vez que me llamaba.

- He corrido como desesperada por el metro con un wey persiguiéndome a las cinco de la mañana para evitar que me asaltara.

- He cantado y coreado el Doctor Psiquiatra en un bar gay en domingo.

- He chupado gratis en una cantina en el Centro.

Y así.... estas son algunas de las anécdotas que recuerdo, muchas otras que no recuerdo (y prefiero no acordarme) pero que casi todas han pasado en la noche, claro, con la nota al pie de que en prácticamente todas tenía chaperón telefónico para ver que no estuviera haciendo ninguna tontería ni nada fuera de sus parámetros de lo “normal” (que de por sí escuchar que estoy en la computadora a las 2 de la mañana ya les parece desviado), pero bueno, así es la vida, y hay que vivirla y llenarse de experiencias que nos hagan decir después: ¿Cómo se me ocurrió? ¿Hubiera sido lo mismo en el día que en la noche?

3 comentarios:

Borchácalas dijo...

Muy bueno. Recuerdo la anécdota del tipo que derrumbó el monumento al papa usando como arma un automóvil tapizado con un policía de tránsito. No fue hace mucho...

Y no, no creo que las anécdotas fueren lo mismo en el día. LA noche tiene su encanto porque nos acerca un poco más a la soledad. Mientras los demás duermen, no juzgan. Mientras no juzgan, nos sentimos más libres de transgredir las normas impuestas por la sociedad, puesto que nadie se dará cuenta.

Anónimo dijo...

qué haré sin ti cuándo te vayas?!!? con quién me invitarán tragos gratis?! (yo me sé muchas muchas más aventuras nocturnas de ana) Nos espera una noche en París!

Miss Acacia Lane dijo...

siiii mujer! nos la pasaremos re-bien una noche en París! ahi si vas a ver a tu sociedad de convivencia desmecatada jajaja. Neta fueron las únicas anécdotas que logré enumerar en el tiempo presente... triste mi caso...