martes, 19 de mayo de 2009

Pocos nombres.

Antes de empezar agradezco hayan dejado espacio para mi entrada, noto que sus textos en borrador. ¿Fue protesta? ¿O el fin de semestre?

María se ha caracterizado casi siempre por traer una sonrisa colgada del rostro, un par de anteojos descansando sobre su nariz y por hablarle siempre a todos quienes la rodean, a todos los del grupo. Ella puede enunciar sus tres mejores amistades en tres nombres femeninos, saben que lo han sido por dos razones tiempo -sobre todo- e intensidad. Lucero jugaba con ella en sus primeros años sociales, iban en el mismo plantel de preescolar, se conocieron por un ride para llegar a prisa a la escuela. Sentían que las horas de juego se agotaban más rápido que el vaso con agua de limón que saciaba su sed por agotamiento al final de la jornada lúdica. De sus pequeños amiguitos fue Lucero a quien más extrañó al ella cambiar de residencia. En el nuevo lugar María andaba al principio resentida, seguía con la misma sonrisa (esta vez adornada con cubitos y líneas de metal) y le hablaba a todas la niñas y nuevos vecinos; tuvo varias mejores amigas temporales a las que recuerda muy bien, pero sólo de María Gabriel*, la última que hizo antes de volver a la su lugar de origen, fue de quien conservó la amistad, el detalle es que esa chica ahora vive en Cd. Juárez y María cree que tendrán que pasar muchos más de los casi tres años que lleva sin verla para que vuelvan a compartir un café con galletas de Calufe, cocinar juntas de nuevo un pastel o hacer una pijamada hasta que salga el sol (aunque pierda vigencia pues con más de 20 años de edad puede que no resulte tan entretenida).
De vuelta en la gran ciudad María redescubrió a su amiga Paola, con quien había tratado en los años preprimarios, pero esta vez fue distinto, compartieron esa etapa extraña llamada adolescencia. Juntas se convirtieron en observadoras de los cuerpos celestes nocturnos de ese recorte de cielo que se forma de entre las siluetas de los techos pertenecientes a los edificios donde viven, practicaron la caminata (casi de manera profesional) al darle numerosas vueltas al parque, pocas veces fueron jugadoras de basquet y muchas más la porra del equipo de soccer. Sólo una vez asistieron al cine y un par de noches bailaron; en la primera de ellas María descubrió que ella ha sido su mejor pareja de baile, en la segunda el efecto de la mezcla de coca [cola] con café. Ahora Paola es más que su confidente aunque se vean para comer una vez al año habiendo entre sus casas no más de 100 metros de distancia.
Ellas sólo cuatro ciclos escolares fueron en la misma escuela -mas no en el mismo grupo-, el resto no. Tienen en común la piel morena y el pelo negro, van a las mejores universidades(una en privada, otra en pública), un hermano cada una y en mascotas de la misma raza.
Claudia fue la amiga de María en el bachillerato, en común tenían pocas cosas y pasaron momentos por demás divertidos y variados. Su amistad inició más por motivos académicos que otra cosa, María piensa que su relación es algo extraña, pero constante y cree duradera, y por lo mismo muy importante.
Anexo.
Ofrezco una mención especial para la admirable Avith, un recuerdo para Luz Minerva y Thalía a quien deseo que le esté yendo bien, para Xóchitl a pesar de que nuestra amistad le importó una práctica de laboratorio, para la peculiar Ximena aunque nunca me hable en mi cumpleaños y a la entrañable Zuri quien está ahí en momentos estratégicos.
*La cuarta importante.

3 comentarios:

Karlota Katalina de fuego y nicotina dijo...

...pero es tu tema ornella :(

que mal...y los fines de semestre no son felices.

bueno, esperaremos ansiosos tu post en cuanto puedas :)

Anónimo dijo...

que bonito post!!! aaahhhh!! de verdad me gustó mucho!! :P:P

José Antonio Hernández dijo...

Ornella,
habría que echarnos un café con galletas de Calufé,después de leer tu post se me antojaron.